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BUSCANDO "MI RECONOCIMIENTO" ENCONTRÉ MI FRAGILIDAD

Agradezco la oportunidad que Dios me brinda para compartir este testimonio de vida.
Agradezco la confianza de ustedes al recibir y leer una parte muy importante de mi vida.
Pido la luz del Espíritu Santo para que me ilumine y para que esté presente en cada palabra.

Mi nombre es Ma. del Carmen, tengo 45 años y soy bendecida con el sacramento del matrimonio y por el don de la maternidad con dos hijos bellos y nobles. Vengo de una familia tradicional y soy católica.

Pues bien, la mayoría de las dificultades por las que he atravesado han tenido su raíz en dos cortas pero poderosas palabras: SI dicho demasiado rápido y NO dicho demasiado tarde.

De pequeña estaba muy pegada a la religión pero lamentablemente no por convicción sino por temor. En mi adolescencia oscilaba entre ser y tener y ambas me ganaron la partida. Era difícil para mí considerar el SER en su verdadera esencia; rico en valores y sobre todo en dignidad por la gracia de ser hija de Dios. Por su parte el TENER era evidente, mostrado desde la soberbia posición de querer tener la razón hasta desear posesiones vanas y efímeras. Para mi nublada conciencia y para mis sueños exigentes tanto el ser como el tener buscaban el sediento, insaciable y sórdido reconocimiento; esta triste y fría alianza por la tendencia controladora, terminó de golpear la frágil auto-estima que tenía. Toqué mucho fondo de dolor. Dañé mi persona física, mental y espiritualmente, quedando en una devastadora desolación. La fe y esperanza ya eran vagos e inaceptables recuerdos para mí. Había una dualidad que resolver en medio de un laberinto.

Por la gran misericordia de Dios tuve ayuda psicológica durante muchos años y de lo cual estoy muy agradecida con todas y cada una de las personas con quienes traté en especial con la Dra.Cony, pues su profesionalismo y calidez estuvo firme y fiel en todo momento. Este largo proceso fué de suma importancia; “así era como tenía que haber sido”, había raíces muy gordas... era la voluntad del Padre y su inmenso amor por mí, aunque en esa etapa yo no podía verlo ni mucho menos sentirlo de esa manera.

El desasosiego en mi alma continuaba presente y haciendo estragos para mí y para quienes me rodeaban. Conociendo el camino, reinicie mi búsqueda; búsqueda por un sentido, búsqueda que me sugiriera una pequeñísima motivación o ilusión; y todos absolutamente todos los lugares y personas que conocí en este trayecto contribuyeron a hacer parte de lo que soy ahora, pero solamente Dios Padre Todo Poderoso hizo por mí lo que yo no pude hacer por mí misma.

Fué en este punto y bajo la circunstancia de una entidad rota, frágil, desconcertada y vulnerable a todo y a nada, cuando con la invitación de una querida amiga, llegue a los talleres que imparte la Psicoterapeuta María Rosa Rodríguez Segón y que han sido tanto un regalo espiritual e intelectual como una experiencia muy enriquecedora. Poco a poco y cada vez en mayor grado fuí conectando mi cabeza con mi Corazón, y créanme, en mí ha sido el camino más largo y difícil que he recorrido. A medida que asistía a las sesiones me iba renovando, era como si a una gran cebolla se le fuera cayendo capa por capa y se deshelara como un iceberg bajo los rayos del sol. Cada ejercicio o dinámica realizada mediante la oración actuaba suave y sutilmente limpiando cada rincón de mi marchito archivo de heridas; ahora puedo verlo en retrospectiva.

Creo absolutamente que la mano de Dios siempre estuvo ahí, conmigo y durante cada instante de mi historia, renglón por renglón y Él puso los medios que yo necesitaba. En cuanto a mi reconciliación y entrega con mi creador “El Centro de Oración del Sagrado Corazón de Jesús y de María” fué el parte aguas, aunado con la vocación de servicio que Mari Rosi desprendida, amorosa que humildemente proyecta y ofrece a toda persona que se acerca al mismo.

Volviendo un poco a mi etapa de juventud, por lo general dentro del reconocimiento había el “as” debajo de la manga; el conseguir sentirme honrada ya que pensaba que solo así me sentiría bien. En mis ensueños me imaginaba haciendo un esfuerzo sobre humano en la escuela o en el deporte para obtener una medalla pero instantáneamente esa imagen se desvanecía. También surgía la idea de ir al frente de un desfile, ser premiada por algún logro o al menos conseguir un distintivo. A menudo el HONOR se expresa públicamente en estas formas. Aquí en mi grupo de oración he aprendido a expresar el honor mediante el ejercicio privado y constante de la modelación integral, la valentía y el amor. Estas virtudes casi siempre se demuestran con pequeños sacrificios frecuentes y es gracias a la oración y a la meditación que pueden alcanzarse, además del apoyo de las compañeras que me cobijan; cada una tiene una aportación única, especial, atinada y diferente. Es gracias a la guía que he tenido en este maravilloso centro en donde mi fe ha recobrado su brillo y donde se ha convertido ahora en una fe que obra, que se palpa, que se extiende y que se fortalece.

También ha sido una bendición para mi familia pues sanándome he podido contribuir en el acompañamiento de sanación de quienes tanto amo. Comencé absteniéndome de decir algo negativo a alguien cuando todos los demás lo estaban atacando, más aún ya me atrevía a contradecir la hostilidad con una observación positiva de esa persona.

Antes de finalizar quisiera matizar que “los honores que concedo”, no son nada comparados con el honor que me confieren pues no son inherentes a mi persona sino que es por la gracia que Dios manifiesta en sus sabios tiempos y no en los míos.

Por último, yo no cambio ninguno de los “peores” días de mi ahora por los “mejores” días de mi ayer. Hoy mi vida tiene los colores de Jesús y el singular aroma de María Santísima. TODO EL PODER, EL HONOR Y LA GLORIA POR SIEMPRE A TI SEÑOR JESÚS.

¡Muchas gracias y Bendiciones!

C.O. Sagrado Corazón de Jesús y de María, Querétaro, México